#AdQualisRecomienda 06 mayo 2016

¿Los nuevos líderes nacen o se hacen? #AdQualisrecomienda

¿Puede una persona con las ganas suficientes y un entrenamiento adecuado convertirse en un buen líder o hay que nacer jefe para llegar a serlo?

Para muchas personas, el éxito y la felicidad profesional están ligados al cargo que ostentan. Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma facilidad para asumir las tareas que comporta la dirección.

Algunas empresas optan por escoger como líder a la persona que mejor desarrolla su trabajo en el rol inmediatamente por debajo del actual director. Esta tendencia responde a una lógica meritocrática y genera un problema de base. La carrera por el puesto más alto provoca un ambiente competitivo y hace que el trabajador desarrolle sus tareas de manera individualista. Así, se dejan de lado cualidades como el trabajo en equipo, la confianza en los compañeros o la empatía, fundamentales para gestionar a un grupo de manera eficiente.

¿Los nuevos líderes nacen o se hacen?

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Imagen: Freepik.com

Por eso, hoy os queremos recomendar este artículo de la Universidad de Wharton que analiza algunos de los rasgos que nos pueden ayudar a convertirnos en un buen líder… o todo lo contrario:

  1. Confianza y seguridad vs. narcisismo

El narcisismo es a menudo el mayor obstáculo que se interpone entre querer ser un buen líder y llegar a serlo. Según el artículo, hay una gran diferencia entre tener unos niveles sanos de autoconfianza y creerse superior a los otros. Un interesante ejercicio a la hora de proponernos dar el salto profesional es redactar un listado sobre las razones que nos impulsan a ello. Si los motivos son buenos, el camino será sencillo.

  1. El buen líder

La habilidad social y la facilidad por gestionar equipos son fundamentales para un buen director, aunque no siempre se cumplen. Algunas compañías contribuyen al problema otorgando posiciones de dirección a empleados con habilidades que no tienen nada que ver con la capacidad de liderazgo. En ciertas ocasiones, esta tendencia puede desembocar en frustración. Por eso, es importante focalizar nuestros esfuerzos de manera positiva.

  1. ¿Hay alternativas al liderazgo?

Que no seamos líderes no implica que no hagamos bien nuestro trabajo. Como alternativa a la dirección tradicional, el artículo de Wharton propone incentivar los roles más técnicos. La idea consiste en animar al trabajador a desarrollar sus capacidades técnicas o profesionales y reconocer su eficacia. No todo el mundo puede ser un líder, pero sí un pilar importante para el equipo.

  1. Buscar el momento adecuado

Si parece que el momento de asumir el liderazgo nunca llega, no desesperes. El artículo acaba con un consejo para aquellos que están pensando en dar el salto a la dirección: “hay que encontrar el momento indicado y, sobre todo, ser consciente de que se está preparado y capacitado para asumir la dirección. Si alguno de estos componentes falla, los riesgos pueden ser altos”.

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