



A la hora de compartir una idea con los compañeros de trabajo, conviene transmitir entusiasmo y pasión por ella, ya sea una estrategia, propuesta de negocio, o plan de acción. Pero también es importante estar preparado para todo tipo de reacciones por parte de la audiencia, incluyendo el rechazo. Ante esta situación, lo mejor es adoptar una actitud flexible, receptora y agradecida. Hoy recomendamos este artículo de The Muse que propone tres formas de responder cuando tu idea ha sido rechazada.
Actitud flexible
Que la idea, tal y como ha sido presentada, haya sido rechazada no implica empezar de cero. En vez de descartar el planteamiento por completo, ¿por qué no darle una vuelta? Precisamente aquellos que han mostrado su rechazo tras la presentación pueden ser de gran ayuda a la hora de identificar los puntos débiles que conviene abordar. Para ello, sólo hay que preguntarles cómo creen que se puede reformular la idea. Además, pedir feedback de forma explícita demuestra interés y respeto por los compañeros, mejorando así la relación profesional.
Actitud receptora
Saber asumir las críticas es, hoy en día, una cualidad profesional muy demandada. Por eso, cuando una idea ha sido rechazada, es recomendable adoptar una actitud receptora, indicando que estás dispuesto a recibir críticas constructivas y utilizarlas a tu favor y en beneficio de la idea. Una vez la audiencia ha aportado su respuesta, es hora de ponerse manos a la obra y modificar la propuesta inicial incorporando sus comentarios y opiniones. Antes de comenzar, no está de más comunicarle a los compañeros que lo harás, haciéndoles sentir de paso que, de alguna manera, ahora son parte del proyecto.
Actitud agradecida
Por último, recuerda que una opinión ajena puede aportar un valor añadido importante a cualquier idea, ya que es fácil que uno mismo se encapriche con su propia propuesta y no reconozca los errores que pueda tener. El feedback, tanto positivo como negativo, ayudará a mejorar. Por eso, no está de más agradecer a tu audiencia que hayan invertido un poco de su tiempo en escuchar, analizar y evaluar la idea presentada.
Con todo, cuando una idea es rechazada, se trata de un momento idóneo para demostrar que cuentas con competencias profesionales adecuadas para responder ante la derrota. Y es que, adoptando una actitud flexible, receptora y agradecida, es posible aplicar los cambios necesarios para transformar la propuesta inicial según las reacciones de la audiencia.